jueves, 19 de agosto de 2010

Cuando la búsqueda parece infructuosa...

hello, everybody!

Hoy tuve un buen día... así que me dieron ganas de escribir.

Habrá un evento especial en unos días más, y quería verme linda como nunca. Salí a buscar un vestido lindo para la ocasión, y recorrí tiendas y tiendas en casi todos los malls que hay.
El primer día ví algunos vestidos que me quedaban muy bien... muy bien. Pero no eran adecuados para el evento en cuestión. Sin embargo fue prometedor que la talla se ajustara tan bien a mí, por lo que con mucha esperanza decidí seguir buscando.

El segundo día encontré otros vestidos que me quedaban muy lindos, pero eran carísimos, y no me sentía cómoda.

El tercer día no encontré nada. Nada de nada. Y empecé a perder las esperanzas.

El cuarto día encontré mil vestidos hermosos que me quedaban muy bien, otra vez, pero ahora eran todavía mas caros y más inapropiados.

Era horrible, horrible... porque no encontraba nada que se ajustara a lo que yo quería. Y pensaba en los matrimonios y en esas pobres desdichadas novias que no encuentran un vestido que les guste. Lo peor de todo es que es una desilusión tan superficial y carente de sentido, que más encima me sentía estúpida por lamentarme por algo así.

Y al final me probé un vestido en una tienda del mall más cercano a mi casa. Se veía tan sencillo y poca cosa en el colgador... y era perfecto. Era el que andaba buscando. Y después todo fue demasiado fácil: mis zapatos combinaban a la perfección, mis accesorios, mi abrigo, todo estaba listo.

Y en medio del alivio de haber encontrado lo que necesitaba, me pregunté: si el primer día hubierse encontrado el vestido, ¿lo habría comprado?
Probablemente hubiera querido recorrer todas las otras tiendas de todos los otros malls para asegurarme de que no había por ahí uno que me gustara más...

Y eso me trajo a la memoria lo que he escuchado sobre las almas gemelas (media naranja, peor es na... whatever...). Había leído por ahí que uno tiene relaciones amorosas con muchas personas antes de encontrar a la definitiva, porque es necesario cometer errores que nos enseñen a hacer las cosas bien con esa persona especial. Siempre lo encontré ridículo, porque si existiera un alguien perfecto para cada persona, bastaría con que se encontraran y ya...
Mi vestido me enseñó que no es tan así. Hace una semana no lo hubiera tomado mucho en cuenta, no lo habría comprado, y era el vestido perfecto.

Aunque desde nuestro punto de vista nos estemos sintiendo en medio de una búsqueda sin final, parece que sí nos hace falta darnos un par de vueltas que nos ayuden a valorar las cosas de otra forma...