viernes, 10 de septiembre de 2010

Entre niños

Hoy me tocó ir al colegio de mi sobrino para un show de fiestas patrias. A mí me gustan los bailes folclóricos... creo que todos ellos, de la Tirana, no sé... el costillar... todos...
Pero lo que no me gusta son los niños... un niño, o diez niños los puedo soportar bastante bien... hasta ser levemente simpática... pero 400 niños juntos en un gimnasio de colegio, sobreexcitados por la libertad de no estar en la sala de clases y sabiendo que sus profesores no los pueden controlar en esa situación... no... ni hablar...
Cuánto me alegro de no haber estudiado pedagogía!!!!

La situación empeora cuando el adulto observador (o sea yo) tiene trastornos del sueño y sólo ha dormido 2 a 3 horas.

Hoy además descubrí que lo único que odio más que a los 400 niños juntos, es a la profesora que se para delante de todos para hacerlos callar... todo bien con los profes... en mi familia todo el mundo es profesor, los respeto y los admiro... pero esa profesora en particular que me trae pésimos recuerdos de la infancia, la detesto. No sé por qué... otro día pensaré en eso.

Mientras garabateaba mentalmente a todo ser viviente en ese gimnasio de colegio, me acordé de cuando tenía la edad de esos niños y pensaba en cómo quería ser cuando grande... a los 23 años... (ahora tengo 25, pero cuando niña jamás me visualicé tan vieja, esa edad astronómica no existía para mí, sólo los 23 años) Y yo quería ser una mujer amable y cariñosa... de ésas que los niños aman... y resulta que al final me convertí... en mí... qué decepción!!! Conozco muy pocos casos de gente más amargada que yo, y casi todas esas personas tienen al menos 80 años.

Pero en el fondo no soy tan mala... apenas salió el primer grupo de niños a bailar, me ablandaron el corazón a tal punto que le empecé a tomar fotos a miles de niños que no sé quiénes son, pero eran tan tieeeernos.
Eran un curso de pre kinder bailando el carnavalito del ciempiés... todos con un pompón en la mano que debían hacer girar... me tuvieron con ataque de risa toda la mañana, porque cuando no estaban bailando, no encontraban nada mejor que hacer que pegarse unos a otros con el pompón. Estaban descontrolados!!!

Es bueno no ser profesora... si hubieran sido mis alumnos, habría estado con ataque de nervios. Pero como no lo eran, simplemente pude disfrutar sus mini guerras. Un amor... al final salí del colegio con una sonrisa de oreja a oreja... los mismos niños que odiaba 2 horas antes me cambiaron por completo el ánimo. Incluso con mis pocas horas de sueño!!

jueves, 19 de agosto de 2010

Cuando la búsqueda parece infructuosa...

hello, everybody!

Hoy tuve un buen día... así que me dieron ganas de escribir.

Habrá un evento especial en unos días más, y quería verme linda como nunca. Salí a buscar un vestido lindo para la ocasión, y recorrí tiendas y tiendas en casi todos los malls que hay.
El primer día ví algunos vestidos que me quedaban muy bien... muy bien. Pero no eran adecuados para el evento en cuestión. Sin embargo fue prometedor que la talla se ajustara tan bien a mí, por lo que con mucha esperanza decidí seguir buscando.

El segundo día encontré otros vestidos que me quedaban muy lindos, pero eran carísimos, y no me sentía cómoda.

El tercer día no encontré nada. Nada de nada. Y empecé a perder las esperanzas.

El cuarto día encontré mil vestidos hermosos que me quedaban muy bien, otra vez, pero ahora eran todavía mas caros y más inapropiados.

Era horrible, horrible... porque no encontraba nada que se ajustara a lo que yo quería. Y pensaba en los matrimonios y en esas pobres desdichadas novias que no encuentran un vestido que les guste. Lo peor de todo es que es una desilusión tan superficial y carente de sentido, que más encima me sentía estúpida por lamentarme por algo así.

Y al final me probé un vestido en una tienda del mall más cercano a mi casa. Se veía tan sencillo y poca cosa en el colgador... y era perfecto. Era el que andaba buscando. Y después todo fue demasiado fácil: mis zapatos combinaban a la perfección, mis accesorios, mi abrigo, todo estaba listo.

Y en medio del alivio de haber encontrado lo que necesitaba, me pregunté: si el primer día hubierse encontrado el vestido, ¿lo habría comprado?
Probablemente hubiera querido recorrer todas las otras tiendas de todos los otros malls para asegurarme de que no había por ahí uno que me gustara más...

Y eso me trajo a la memoria lo que he escuchado sobre las almas gemelas (media naranja, peor es na... whatever...). Había leído por ahí que uno tiene relaciones amorosas con muchas personas antes de encontrar a la definitiva, porque es necesario cometer errores que nos enseñen a hacer las cosas bien con esa persona especial. Siempre lo encontré ridículo, porque si existiera un alguien perfecto para cada persona, bastaría con que se encontraran y ya...
Mi vestido me enseñó que no es tan así. Hace una semana no lo hubiera tomado mucho en cuenta, no lo habría comprado, y era el vestido perfecto.

Aunque desde nuestro punto de vista nos estemos sintiendo en medio de una búsqueda sin final, parece que sí nos hace falta darnos un par de vueltas que nos ayuden a valorar las cosas de otra forma...

jueves, 3 de junio de 2010

un día que empieza como la...

Cuando una noche te vas a acostar y piensas "qué día de mierda me espera mañana", puedes tener por seguro que efectivamente será un día de mierda. O a lo menos, empezará muy mal.

Al menos en mi caso, pasa así:
Despierto media hora tarde, para empezar. Luego, al salir de la casa, pienso que tal vez milagrosamente puedo llegar rápido si es que el conductor del colectivo se apura y si el tren del metro llega a la estación al mismo tiempo que yo.

Salgo corriendo, tomo el colectivo, y el conductor decide que lo mejor es darse la vuelta por el camino largo que toma 5 minutos extra.
Entro al andén del metro en el momento en que el tren está a punto de cerrar las puertas y al mismo tiempo suena mi celular... nadie me llama tan temprano si no es por algo urgente, así que me preocupo y lo busco. Por supuesto, esa decisión provoca que no alcance a llegar al tren. Fin, lo perdí.
Reviso quien era la persona que me llamaba... y claro! no era una persona... era la compañía de teléfonos... me imagino, porque era un número de 5 dígitos.

Por mi cabeza vuelan una lluvia de groserías que quisera gritar al aire... y me calmo. Ya sé que no lo logré.

Porque la ley del metro es que si sales con el tiempo justo, en la mitad del túnel el tren se detiene sorpresivamente y no avanza en un rato, o bien, en cada estación escuchas la frase de la muerte: "señores pasajeros, el tren se detendrá en la estación por más del tiempo normal debido a la regulación de trenes"

Y efectivamente, eso ocurrió.

Eso sería todo. Tengo un 1 en el control de hoy.

miércoles, 2 de junio de 2010

Tercera semana de reiki...

...y hoy no lloro, no tengo pena, no me pican los ojos...

:)

bakán!

domingo, 30 de mayo de 2010

Pastelera

Hice alfajores

Fue un desastre... hace como 2 años o más que no hacía... así que hice la mezcla al peo según lo que recordaba y de primera impresión se veía muy bien la masa... pero al final me quedaron demasiado grandes las galletas. Sé que crecen en el horno, pero no les tuve fe, así que le puse mucha masa a cada galleta, y las corté muy grandes aparte... así que me quedé con 12 alfajores gigantes en vez de unos 20 normales.

Aparte, se me olvidó el papel mantequilla y los dos primeros los dejé en un plato mientras se enfriaba la cobertura de chocolate... y cuando quise despegar uno del plato... explotó... porque le había puesto mucho manjar... qué sé yo.

Los otros 11 quedaron bien. Pero muy grandes... y empalagosos... ricos igual... pa'l invierno.
Ahora me parece que hacer un kuchen de manzana no es tanto trabajo comparado con todo el escándalo que tuve que hacer rellenando las galletas con manjar y derritiendo el chocolate. Dejé toda la cocina con manchas de chocolate... tengo que ir a limpiar.


Y hablando de algo na que ver... tengo el honor de que Grageas sea seguidor de mi blog!! Me siento tan importante! Ahora me creo la muerte. ^_^

Entrometida!

¡¡Qué desagradable!!

Cada vez que viene el pololo de mi hermana a quedarse a la casa me dan ganas de encerrarme en mi pieza y de que todo el mundo se olvide de que existo para que no me hagan salir. Es que el wn es como una vieja culiá pero en hombre.

Y él siempre tiene la amable costumbre de saludarme con un grito "HOLA, AURORA!!" cuando pasa por afuera de mi puerta cerrada. Bueno, supongo que él no tiene la culpa de no darse cuenta de que la hostilidad es justamente por su presencia.

Hoy día él aliñó la ensalada que se iba a comer mi hermana, porque ella le pone demasiada sal, y para controlar la cantidad de sal que ella come, él mismo la echó en el plato para asegurarse. Le puso como un cuarto de la sal que nosotras usamos normalmente. Claro, como ella lo quiere mucho no le dice nada, se guarda el mal rato, solo le mencionó que era el plato más desabrido de su vida cuando se lo terminó.
Frente a su respuesta, él le responde "cómo no iba a tener sabor, si le puse harta sal!!! esa cantidad que yo le puse es harto, uno no debe comer más que eso. Sí tenía sabor!!" (claro, como si él la hubiera probado).

Como yo no lo quiero tanto, no tengo ningún problema en mandarlo a la mierda:
"Déjala comer tranquila, es su ensalada, no la tuya!!! Si a ti no te gusta la sal, en tu plato no pongas sal. Ella ya es adulta, puede elegir qué comer y qué no!!"

No me dijo nada...

Igual yo entiendo que es su forma de quererla, de cuidarla, me imagino. Solo me parece un poco patológica su necesidad de control.

Soy una mala persona... tal vez por eso estoy sola... ¡jajajjaja! No me aguantarían.

Al menos sirvió para que a mi hermana se le quitara la cara de desagrado y volviera a su estado normal. Si me peleo yo con él, tal vez evito que ellos peleen, así que en verdad les hice un favor.

Sí, Aurora... sigue convenciéndote de que está bien meterse en las conversaciones ajenas.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Tengo como ganas de llorar, pero no puedo. Como que me pican los ojos pero no salen lágrimas.

Estoy en terapia de Reiki... que ya todas mis últimas divagaciones me estaban indicando que algo andaba mal, así que me la jugué y fui. Es una sensación muy cómoda... en la segunda sesión me quedé dormida.
Lo incómodo es que me avisaron que me iban a dar ganas de llorar espontáneamente. La semana pasada lloré tanto que después no aguantaba el dolor de cabeza.
Esta semana, me pican los ojos... y nada más. Será un avance, me imagino...

¿no?